Abrirse, fuente de confianza en uno mismo y en el otro

Por el octubre 22, 2018

Las relaciones del día a día, el trabajo en equipo, las confrontaciones profesionales… Todas estas cosas pueden acabar creando tensiones. Todos los días se dan situaciones donde escuchar reproches, reales o imaginarios, y sentirse ignorado, mal entendido, indefenso, incompetente o rechazado. Algunos pueden sentirse heridos u ofendidos. ¿Cómo superar estas situaciones?

Abrirse al otro para ganar en confianza y mejorar la relación

¿Cómo podemos evitar sentirnos así y qué hacer ante posibles ofensas? ¿Cómo actuar con la persona que considero responsable de haber cometido un acto o de haber pronunciado una palabra que me hirió? Pues… habla del tema con él, ábrete.

De hecho, si no digo nada, si no me abro a él o ella, entonces me quedo con el peso de la ofensa o la herida para buscar algún tipo de venganza. Entonces comenzará el círculo infernal de “agresión / venganza”.

Vengarse, lastimar al otro, son espejismos de un falso alivio, solo agravarían la situación. No cura ni la ofensa ni la lesión que queda en casa. Por lo tanto, la mejor manera de no entrar en esta situación es abrirse ante él para decirle mis sentimientos.

Para tener una relación sincera y pacífica es necesario tomar la iniciativa para abrirse, a pesar de la duda y la ansiedad sobre las consecuencias. Si nadie da el primer paso, la relación se estanca en la desconfianza. La desconfianza restringe el habla, mientras le dice al otro lo que le reprocho, le reconozco y le pido que me reconozca.

Abrirse es, por lo tanto, la base de la confianza sobre la que se construyen relaciones fructíferas, creativas y duraderas.

¿Por qué es tan difícil abrirse?

Para el filósofo André Comte-Sponville, el amor y el miedo serían los primeros sentimientos que experimentamos desde el nacimiento (1). Por su parte, la psicología, y en particular las obras de Will Schutz (2), nos enseñan que en el transcurso de la vida de cada individuo éste ha experimentado temores y ha tratado de saber cómo enfrentarlos. Estos sentimientos influyen en nuestras percepciones del mundo y de los demás y, en consecuencia, en nuestras elecciones sobre nuestras relaciones con los demás.

confianza

Imagínate sumergirte en mar abierto y encontrarte cara a cara con un tiburón. ¿Estarías asustado? La mayoría de la gente diría: “Sí, debido al tiburón”. De hecho, si el depredador no estuviese allí, no habría ninguna razón en particular para tener miedo.

Ahora imagina que estás buceando en el mar, pero dentro de una fuerte jaula de tiburones. El tiburón está ahí, frente a ti, al otro lado de las barras. ¿Tendrías miedo? Probablemente mucho menos. Sin embargo, el tiburón está presente. En realidad, el objeto del miedo no es el tiburón, sino el temor de no saber cómo tratar con el tiburón. En la jaula puedes enfrentarlo.

Lo mismo ocurre con las relaciones humanas. El objeto del miedo no es el otro, el grupo, la tarea o el proyecto, sino el temor de no poder hacer frente a la situación. Por eso es tan difícil abrirse: al abrirme, creo que me arriesgo a no ser capaz de enfrentarlo.

Entonces, ser consciente de ello es el primer principio de confianza en uno mismo y de franqueza. Centramos nuestra energía y esfuerzo hacia la creatividad y la relación constructiva con los demás.

¿Qué hacer en la práctica?

Cualquier relación conflictiva entre dos personas es el resultado de sus actos y decisiones. Todos participamos para que esta situación se dé, y nadie tiene la culpa total del conflicto. De acuerdo con este supuesto, el cargo se debe dejar de lado para abordar la comprensión del problema y las soluciones.

Las siguientes preguntas nos ayudan a ser consciente de esto:

  1. ¿A qué tengo miedo en la situación? ¿Miedo a ser ignorado, humillado, rechazado, no amado?
  2. ¿Qué me asusta y por qué temo no poder hacer frente?
  3. ¿A qué le teme la otra persona en la situación? ¿Teme ser ignorado, humillado, rechazado, no amado?
  4. ¿Qué le asusta y qué teme hacer frente?
  5. ¿Qué hago, o no, que contribuya a que la situación sea como es?
  6. ¿Cuáles son los beneficios de mantener la situación tal y como está?
  7. ¿Puedo encontrar una o más soluciones que me den los mismos beneficios, pero menos desventajas?
  8. ¿Qué aprendí de la situación? Sobre mí y sobre el otro
  9. ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación?

(1) «Bonjour l’angoisse!», en Confrontations psychiatriques, febrero 1995

(2) Will Schutz fue uno de los mejores psicólogos estadounidenses de la segunda mitad del siglo XX. Es el autor del enfoque del “Elemento humano” cuyo objetivo es resolver los problemas de la organización y permitir que las personas, los equipos y las organizaciones expresen todo su potencial.


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Autor original: Alain Duluc
Cegos France

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