Un final y un comienzo: Formase como coach.

Por el abril 17, 2018

 Celebramos la Clausura del Nivel Superior de Coaching.

Es un momento especial, organizamos un encuentro alrededor de una comida y varias ponencias y los alumnos que durante meses se han esforzado por conseguir llegar a un nivel de coaching PCC se encontraron y compartieron lo vivido.

Inevitablemente cuando llega este momento conecto con mi propia graduación y recuerdo lo que viví aquellos días. En mi caso, la decisión de formarme como coach comenzó de manera improvisada y se consolidó a medida que avanzaba la formación. Llegar al final, supuso un gran aprendizaje.

Aprender es siempre interesante, pero aprender una disciplina como el coaching, supone replantearse muchos de los esquemas mentales con los que vivimos a diario. Particularmente la última parte de la formación conlleva una implicación personal importante. Más allá de las horas de dedicación, del esfuerzo para cerrar sesiones con coachees, de las horas de estudio de las competencias de ICF, más allá de las autoevaluaciones y de las horas con los mentores; esta formación pone a prueba la confianza en uno mismo.

A menudo es fácil caer en comportamientos defensivos y encontrar culpables para lo que hacemos bien y no tan bien; pero como ya nos hemos formado como coaches, solemos darnos cuenta de que las excusas son eso, defensas para no sentirnos mal con nosotros mismos.

La batalla más importante es qué hacer con uno mismo cuando las cosas no salen como uno quiere. Este es un momento clave en el aprendizaje de cualquier disciplina y, en concreto, en coaching. Cuando las sesiones no salen tan fluidas como quieres, cuando eres consciente de que repites errores que creías haber corregido, cuando te vas con la sensación de querer dar más al coachee…¿cómo te tratas a ti mismo?

La actitud que adoptemos en este momento tendrá un gran impacto, no solo en nuestras próximas sesiones sino en nuestra manera de afrontar futuros aprendizajes. Tratarnos con confianza, con aceptación, con compasión es esencial para que podamos seguir creciendo como coaches, porque como comentó una de las alumnas, esta formación en coaching “hace que te den ganas de seguir aprendiendo”.

Durante la jornada vivimos momentos muy emocionantes como el que surgió a partir de la dinámica de alto impacto que nos propuso David Gómez, enfrentarse a los propios miedos supone siempre un gran estímulo,  la entrega de diplomas, la ponencia de Jesús sobre la ICF, los consejos de Alfonso Suárez sobre como diferenciarte entre todos los coaches destacando lo que tú eres y cuál es tu experiencia, para acabar de nuevo con un gran aprendizaje sobre el trabajo en equipo con otra dinámica de David Gómez.

Ayer fue el final y también el principio, como Jesús nos comentó es el momento de salir al mundo y difundir nuestra pasión por el coaching, de explicar y educar, de ofrecer un coaching de calidad para ayudar a nuestros clientes a conseguir todo lo que se propongan. Es un gran principio.

Enhorabuena a todos los graduados y gracias por haber confiado en la Escuela de Coaching de Cegos para esta parte del camino en vuestras vidas. Ha sido un placer acompañaros.

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