Sin darse cuenta

Por el diciembre 13, 2016

El coaching es un proceso marcado por el desarrollo de nuevas acciones basadas en el compromiso, la responsabilidad y el autoaprendizaje, entre otros factores fundamentales. Por tanto, es el coachee el que realiza el esfuerzo, es suyo el trabajo y el éxito, así debe vivirlo, sentirlo y entenderlo, para que sea realmente una herramienta que pueda utilizar en un futuro.

Por todo lo anterior, el fin del proceso es que el coachee tenga conciencia de haber logrado sus objetivos por sí mismo, el coach es sólo el guía que hace que su cliente vea su entorno tal cual es, con sus bonitas laderas y sus profundos precipicios, pero siempre está ahí, para levantar las barreras de protección que permitan al coachee acercarse a los límites de los barrancos sin peligro de caer.

Es “alucinante” ser el observador de un proceso de cambio personal, por muchos motivos, pero personalmente creo que el principal es comprobar como el coachee pasa de un extremo a otro sin darse cuenta de que alguien más está ahí. Tal vez sea porque se trata de guiar sin marcar el rumbo, de ayudar a ver sin enseñar nada, de ayudar a lograr cambios sin decidir las acciones que llevan a ellos, o por todo a la vez, pero no dejar “huellas” es lo importante del trabajo del coach.

Desde que el coachee comienza su camino, rodeado de incertidumbre y se encuentra con una nueva herramienta que empieza a utilizar, en muchos casos, buscándole los problemas en lugar de las posibilidades, haciendo gala de la general (aunque tal vez, lógica) incredulidad de las personas ante las posibilidades positivas de lo desconocido, para llegar a darse cuenta de que es él mismo el que utiliza esa herramienta para desarrollar nuevas habilidades, conductas, creencias, etc., mediante las que lograr sus objetivos de evolución personal, porque nadie le ha dicho cómo hacerlo realmente, sólo ha estado de guía y observador del proceso, sin tomar partido.

Como coach, considero que la mejor recompensa de mi labor en un proceso de coaching es que el coachee al final del mismo no se dé cuenta de mi aportación en dicho proceso y sea consciente de que ha sido únicamente un logro obtenido por méritos propios. Esa es la mejor prueba de que la labor del coach no ha dejado huellas y de que el coachee sabrá utilizar la nueva herramienta por sí mismo siempre que lo necesite. No es altruismo, es coaching.

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Manuel García mateos Desde 7 años

Me ha encantado lo de “no dejar huellas”

Respuesta
    Pedro A. Corraliza

    Pedro A. Corraliza Desde 7 años

    Muchas gracias Manuel.

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